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Lo bonito y lo feo de ser intuitiva

Hoy hablaré de lo bonito y lo feo de ser una persona eminentemente intuitiva, y lo que significa vivir la vida desde allí.... para mí. La idea, más allá de contar mi experiencia, es que ojalá tú, en la medida en la que vayas leyendo, hagas conexiones en relación con tu propia vida, para que este contenido realmente pueda serte útil.


Así que, si este es un tema de tu interés, quédate conmigo y acompáñame.


Hola, bienvenidos (as) a mi blog, yo soy María Paulina.

Ve por tu café o tu bebida favorita... ¡y empecemos!



LO FEO


Abro con lo feo de ser una persona eminentemente intuitiva. Mencionaré apenas algunas cosas porque, por supuesto, no podría abarcar todo lo que hay para decir. Sin embargo, espero que la información te sea lo suficientemente útil.


Lo primero que quisiera compartir es que, cuando se es una persona eminentemente intuitiva, se perciben cosas que están sucediendo en ti, y también en otros, y no necesariamente siempre es

fácil saber la diferencia. Me pasa todo el tiempo. Ahora, ¿esto es exclusivo de las personas eminentemente intuitivas? No lo es; le pasa a todo el mundo porque la intuición forma parte de

todos. Lo que sucede es que, en las personas eminentemente racionales, no se percibe; no se siente en la piel como sí lo siento yo. Entonces el problema viene cuando necesito saber de dónde

salió alguna cosa. Porque, puede pasar que, si me llega información que a mí no me gusta, no me resuena, no me interesa o me asusta, mi energía puede cargarse de ese tipo de sensaciones.


Pero, ¿qué hacer? Yo uso dos recursos que me sirven muchísimo cuando de diferenciar entre mi propia intuición y el ruido de fuera se trata. Para serte franca, no sé qué haría sin ellos. Si todavía no tienes herramientas que en este sentido funcionen bien para ti, siéntete libre de poner a prueba los que yo utilizo. Están en el video, entre los minutos 3:46 y 6:51.




En mi canal de Youtube publiqué hace unos años un video en el que explico cómo usar la escritura terapéutica. Si bien el enfoque no es este precisamente, es un recurso que aplica para casi cualquier situación. Te lo dejo aquí, por si quieres verlo.



Lo feo de esto es que, mientras se aclara, los sentimientos invaden. Esos que pesan como la rabia, la confusión, la duda y el auto-juicio, se viven intensamente. Por este motivo, es supremamente

importante, para mí, darle el espacio, en lugar de reprimirlo. Si lo reprimo, después podría acabar saliendo de otra forma: reaccionando inadecuadamente, por ejemplo, ya que esa energía está causando un efecto en mí. Me está dominando tras bambalinas.


Lo segundo tiene que ver con cuándo dejarme guiar por mi intuición y cuándo usar el pensamiento. No sé qué tan claro vaya a ser esto: a mí, pensar me cuesta mucho. Es decir, vivir desde el pensamiento como lo hacen las personas racionales. Como soy eminentemente intuitiva, como ya lo sabes, si trato de resolver la vida desde el pensamiento, desde lo que es lógico para la mente; desde las listas de posibilidades, de pros y contras; desde el debate intelectual conmigo misma o con los demás, entre otras tantas cosas que los expertos en vivir desde la razón conocen bien, entro en un bucle de nunca acabar. Entonces, siento como si estuviera atrapada en un remolino del que no encuentro salida, y noto cómo las ideas se repiten y se repiten y se repiten. También, vivo un debate interno que contiene lo mismo de lo mismo de lo mismo, y que no me conduce hacia solución alguna.


Por lo tanto, el pensamiento en términos de cómo resolver la vida —porque por supuesto uso el pensamiento todo el tiempo, como en este momento, por ejemplo— si necesito resolver asuntos fundamentales, limito el pensamiento lógico para problemas mecánicos, para seguir instrucciones y procedimientos estandarizados de los que no puedo salirme... y cosas de este estilo. También pido ayuda a alguien que tenga el conocimiento o la información específica que estoy requiriendo, y de esta manera no tengo que resolverlo yo directamente en mi cabeza, sino que sigo la orientación de una (un) experta (o).


En cambio, si soy yo quien necesita generar las soluciones, recurro a mi intuición. De lo contrario, caeré en una trampa mental tremenda. Así que tomo decisiones desde mi intuición, incluso frente a cosas que parecerían cotidianas, mundanas e insignificantes: lo que debo ponerme ese día, para mencionar cualquier cosa. Y he aprendido a no cuestionar mi intuición, algo que no necesariamente siempre es fácil de lograr.


Pero ¿cuáles son esas cosas que decido intuitivamente, aparte de cómo vestirme? Todo lo que tiene que ver con quién soy, quién ser frente a mí misma y frente a los otros en tanto lealtad conmigo y honestidad con los demás. Me dejo llevar por mi intuición porque lo otro me hace sentir supremamente incómoda: posar de quien no soy me genera una incomodidad tal que, de hacerlo, acabo después peleando conmigo misma. Por lo cual prefiero, más bien, dejarme llevar por lo que la energía interna me dice: que sea o que no sea, que diga o que calle, que haga o que me abstenga de hacer... A esto se le suma cómo cuidar mis plantas y a mis animales, excepto cuando tiene que ver con enfermedades de las unas o de los otros, para lo cual consulto a quien sabe del tema. Lo que hago en estos casos es combinar lo que, de lo que se me recomienda es factible para mí y el funcionamiento de mi casa, y lo que intuitivamente sé que funcionará para nosotros.


¿Sabes? , me tomó muchísimos años, no solamente entender cómo operaba yo, sino lo importante que era darme el permiso de vivir la vida según quien soy. Porque nuestro mundo está diseñado para vivirse, sobre todo, desde la razón. Como las instituciones, digamos.


LO BONITO


Pasando a lo bonito, se fluye más con la vida, pues dejas de cuestionar cada decisión. Algo hermoso de ser eminentemente intuitiva, es que se logra percibir la esencia verdadera de las

personas que, en la mayoría de los casos es hermosa, aún si tiene un montón de capas que le impiden aflorar a la superficie fácilmente.


Es alentador darse cuenta de que, aún detrás de ideas, de comportamientos, de actitudes,

de formas de relacionarse y de resolver la vida, hay una esencia bella allí. Algo que en la

mi Consulta de Comunicación con tu Alma se expresa maravillosamente: la persona

puede estarme contando historias sobre su vida y compartiéndome experiencia o decisiones complicadas, alguna que incluso la atormentan y yo, al tiempo que la escucho, estoy conectada directamente con esa esencia... pudiendo notar su pureza y la riqueza que hay en ella.


Uso esto, pues, como recurso, entre otras cosas, para que la persona pueda verse en todo el

esplendor de la belleza que realmente es, y cómo eso se puede poner al servicio de su vida cotidiana y mundana.


Otra cosa bonita de ser intuitiva es que se siente muy fácilmente la vibración de la naturaleza y de todo lo vivo que hay alrededor. Se pueden percibir cosas que con los ojos no se ven y que no se tocan con las manos. Y no se trata solamente de personas o animales fallecidos. Hablo de percibir otras dimensiones, nuestra propia multidimensionalidad inclusive. A mí me encanta esto porque me indica que la vida es mucho más grande que lo tangible; que hay una riqueza maravillosa más allá de nuestro entendimiento, al cual no necesariamente vamos a poder palpar. Pero existe, aún así.


Se sabe qué decir y qué no, cómo actuar, qué hacer y qué no hacer... Con esto no quiero decir que siempre lo haga bien. Porque soy humana y caigo en las trampas de mi ego como cualquier otro ser humanos. Lo que esto significa es que la intuición avisa de esto con anticipación. Es mi responsabilidad percibirlo y atenderlo. Y, si no lo hago, vendrá lo que venga y tendré que asumirlo.


Quiero cerrar con esto: te das cuenta de que la vida es inabarcable, de que no existe un solo ser

humano en el planeta que pueda abarcar la verdad de la vida. Que ese aspecto de ella de ser intangible es parte de la belleza que la compone, de la riqueza que existe en ella. Que hay mucho más de lo que alcanzamos a percibir, y que claramente hay algo que nos acompaña, que nos sostiene y que comparte con nosotras (os) la existencia.


Que no hay por qué querer controlar la vida, pues no nos lo va a permitir, ya que la vida es imposible de meter en una cajita porque es in—dominable. Y que eso está bien. Así, habrá cosas de ella que entendamos y otras que de de ella jamás logremos saber.


Que la vida es la vida, y hay que dejarla ser lo que es, mientras cada una y cada uno de nosotras y

de nosotros formamos parte de ella, de la mejor manera que somos capaces de serlo.


Espero que esta entrada te haya dejado algo interesante sobre lo cual reflexionar en torno a ti. Algo que te permita entenderte un poco más, si es que eres una persona eminentemente

intuitiva. Y si eres una persona racional, te haya brindado pautas que te ayuden a comprender a alguien que es importante para ti, y que a veces se siente para ti como una incógnita. De esta forma, quizá, te sea más sencillo honrarla desde quien es verdaderamente.



Gracias por haberme acompañado.

Hasta una próxima vez.


Amorosamente,

MARÍA PAULINA

 
 
 

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