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¡A conectarse emocionalmente con los hijos, padres y madres!

La incomparable e irremplazable conexión emocional con los hijos.


Quiero aprovechar el tema de un video que publiqué en mi canal de Youtube hace poco. En este video comparto cómo una suegra,  desde el más allá, le cuenta a su nuera la importancia de recordar mirar debajo del agua, en lugar de pasarse la vida enfocándose solamente en la punta del iceberg... como ella lo había hecho. Y quiero conectar este mensaje con algo que subyace a la razón por la cual la mayoría de personas piden conmigo una consulta de Comunicación con tu Alma.


Empecemos entonces...


Un muy buen número de personas que separan conmigo una consulta de Comunicación con tu Alma acaban dándose cuenta, en medio de nuestra conversación, de un gran vacío de hay en ellas. Un vacío que tiene directamente que ver con la forma en la uno de sus padres, o ambos, se relacionaron con ellas. En términos sencillos, se trata de la dinámica de relación que la madre, el padre, o los dos, proponen, en la mayoría de los casos sin siquiera darse cuenta. A ese hilo que existe entre hijas e hijos y padres y madres, yo le llamo conexión emocional.


No soy psicóloga, así que el enfoque de esta entrada no es ese. Soy persona y he sido hija por 54 años. Y he experimentado en carne propia el vacío que deja la falta de conexión emocional con las madre y con el padre. Y soy comunicadora intuitiva, lo que quiere decir que puedo establecer conexiones profundas con otras personas —y con los animales— a partir de las intuiciones o de las energías de ambas partes. Es desde aquí desde donde planteo esta temática.


Pero ¿qué tiene que ver lo que la suegra le dijo a la nuera y la falta de conexión emocional de los padres y las madres hacia las hijas y los hijos? Me atrevo a decir que mucho. Si tenemos en cuenta que con su mensaje la suegra se refería a prestar atención, no solo al deber ser de la existencia sino también a los sentimientos y las necesidades más profundas de nosotros mismos y de las personas que nos rodean, entonces la conexión emocional se vuelve fundamental. Porque es el comienzo y el fin de las relaciones entre personas que, lo quieran o no, generan unos niveles de significación tan elevados, que tal significación es prácticamente imposible de evadir. Porque, si una persona no se conecta emocionalmente con otra, no podrá darse cuenta de hay algo en ella que pide su atención a nivel interno y algo que en quienes están a su alrededor requiere de su mirada y de su cuidado.


Así, esta mujer, que ha había muerto tiempo atrás, le pide a su nuera recordar mirar debajo del agua; es decir, darse cuenta de lo que está sucediendo más allá de lo aparente, a prestarle atención con juicio. Pues son estos los puntos de las relaciones que hacen que esas relaciones generen calidez y seguridad, o invisibilidad y desconfianza. Y es esta invisibilidad o desconfianza la que trae personas a mi consulta de Comunicación con tu Alma. Una invisibilidad o una desconfianza que normalmente se siente por primera vez en la niñez y que acompaña de distintas formas a las personas en la medida en la que van creciendo, impactando, de diferentes maneras, distintos ámbitos de sus vidas.


¿Invisibilidad? Te preguntarás. Pero si a mí me dieron todo, o me vieron incluso más de lo que habría querido. Entiendo lo que piensas. La invisibilidad a la que me refiero es a la invisibilidad emocional. Es decir, a la desatención de que los sentimientos y las emociones que la vida suscita en los niñas y las niñas. En pocas palabras, el que la madre y el padre se acerque a su hijo o a su hija desde el corazón y no desde la mente, desde el piloto automático de la crianza que recibió, o desde lo que los demás padres y madres hacen y dicen que es lo correcto... Aunque no tengan ni idea de lo que hacen.


Me tiene un poco cansada, valga la verdad, el que las madres y los padres, aún con la cantidad de información que existe hoy, se sigan relacionando con sus hijas y sus hijos desde la superficie de la vida. La superficie suple necesidades que deben ser cubiertas porque corresponden al plano físico, claro que sí. Y poderlas suplir ampliamente es maravilloso. Además de estas, las necesidades emocionales de quienes tenemos más cerca y que son las personas más vulnerables en nuestras vidas —los hijos y las hijas— en relación con nosotros, sus madres y padres, piden a gritos ser atendidas. Para la prueba, la insostenible carencia emocional que la mayoría llevamos a cuestas.


Pero, ¿cómo conectar emocionalmente con nuestros hijas e hijos? Si son pequeños, el juego es una forma maravillosa y sencilla de hacerlo. Validar sus sentimientos, en lugar de desecharlos o juzgarlos, es otra. Tener en cuenta algo que le gusta mucho y compartir eso con él o con ella, cumplir tus promesas... siempre. Para esto, solo haz promesas que podrás cumplir, en lugar de hacerlas por resolver una situación rápidamente y quitarte al pequeño o a la pequeña de encima...


Si son adolescentes, ten la suficiente curiosidad por sus intereses como para que sientan que te importa, pero no demasiada como para que te perciban como una amenaza a su privacidad y se alejen en consecuencia. En lugar de juzgar su comportamiento, hazle saber que lo entiendes... sin que necesariamente se lo digas. Aprovecha momentos en los que entable alguna conversación contigo y, en lugar de lanzar tus opiniones, escucha a esa o a ese joven para que sienta que te importa lo que dice, y hazle apenas las preguntas justas que le indiquen que quieres saber más sobre eso de lo que está hablando. No corras a dar tu opinión, mejor pregúntale si la quiere, y cuida que tu perspectiva no aplaste la suya.


Excluyo a los hijos y las hijas adultos, no porque no sean importantes, sino porque la base se construye en las etapas anteriores.


En últimas, tómate el tiempo de observar a tu hijo o a tu hija para que los conozcas a nivel profundo... más allá de tus expectativas, y relaciónate con ella o con él desde ese lugar. Páusate, respira y tómate el tiempo de estar presente con y para ellos y para ellas. Porque desde las carreras del días, aunque creas que estás cubriendo todas las bases, te seguro que dejarás de la do lo más importantes: esa sensación de calidez y de hogar que da la certeza de que madre y tu padre están... realmente están contigo y para ti, desde lo más profundo de sus corazones.


Nos vemos pronto.


Amorosamente,

MARÍA PAULINA

 
 
 

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