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¿Quieres irte con o sin ayuda?

EL PRELUDIO


Poner o no poner la eutanasia a los animales. Hay una forma de que tomes la decisión acertada y te brindes la paz que da saber que estás haciendo lo correcto, aún en medio del dolor por tu pérdida. Si vives o trabajas con animales, es muy posible que en algún momento tengas que enfrentarte a esta pregunta. Así que quédate conmigo y descubramos juntos cómo evitar equivocarte.


EL SALUDO


Hola, yo soy María Paulina, comunicadora intuitiva para personas vivas y muertas… y para animales vivos y fallecidos; la fundadora de Amada Vida Mía, donde transformamos las vidas de personas y animales a través de servicios y productos enfocados en la conexión profunda con la esencia de los unos y de los otros, la creadora del Curso de Comunicación Intuitiva con Animales Digital… y escritora.


Ve por tu café o tu bebida favorita, y empecemos.


EL PEDIDO


Recuerda compartirte este contenido a quien se pueda beneficiar de él. ¡Gracias!


EL RELATO


Esta son las historias de un perro y de una gata. Empecemos con la primera.


El perro, anciano ya, había empezado a mostrar síntomas físicos que no tendrían cura. Y él lo sabía bien. Así que se fue apagando poco a poco, hasta echarse para descansar… mientras la muerte tocaba a su puerta. Había algo curioso en Rodolfo -así se llamaba-. Aunque su cuerpo viejo y enfermo reposaba casi inmóvil sobre la delicada manta, su consciencia se paseaba por los aires, tranquila y alegre. Y, desde aquel lugar invisible, vivía plenamente. Pues allí estaba sano, podía correr y jugar como si fuera un cachorro todavía… y disfrutaba de sus últimos momentos de existencia, sin sufrimiento alguno, incluso sabiendo que al entrar en su cuerpo nuevamente sentiría el peso de la edad.


—Partiré en pocos días —me hizo saber. —Y quiero hacerlo solo. Me estoy apagando rápidamente. Sé que mi cuerpo se ve mal y que las personas a mi alrededor sienten que deben evitarme el sufrimiento. Pero no sufro y tampoco quiero ayuda para morir. Por favor, que se me permita dejar mi cuerpo a mi manera, pues morir es algo que sé hacer bien. 


Galaxia, la gata, también estaba vieja. A pesar de los años, sin embargo, gozaba de buena salud. Hasta que, un buen día, decidió que comer no quería. Transcurrieron dos días y Galaxia se rehusaba a comer. Empezó a perder peso, entonces la llevaron a ver al veterinario.


—No puedo más con este cansancio que siento —me dijo. —Comer y beber agua me mantendrán viva, y no me siento capaz de continuar con una existencia que ya debe terminar. Quiero poder soltar este peso que siento llevar encima. 


LA PAUTA


Para que tomes la decisión de poner o no la eutanasia a un animal, con mayor claridad y certeza, aprende a hablar con los animales y pregúntale directamente.




¿No quieres aprender o crees que hablar con los animales no es para ti? Puedes contratar una consulta conmigo. Te ayudaré a tomar la mejor decisión, una que te dé algo de paz, y que haga menos difícil tu duelo.






LA REFLEXIÓN


Poner o no la eutanasia a nuestros animales cuando están muy ancianos o enfermos de gravedad es una pregunta sumamente difícil de responder para la mayoría de las personas. En un video anterior hablé acerca de este tema, puedes verlo cuando termine este video. 


Hoy quisiera ampliar un poco el tema, no sin antes pedirte recordar que, lo que comparto en mi canal, surge de lo que mis propios animales y animales de otras personas a quienes he acompañado en momentos como este, me han enseñado. Así que usa tu mejor discernimiento después de escuchar lo que compartiré contigo y, muy sobre todo, si alguna vez te expones a una realidad como esta.


El momento de tener que decidir entre ayudar a tu animal a morir, o dejar que lo haga en su tiempo y a su manera, no debe tomarse a la ligera. Para ayudarte a que tomes una decisión acertada y, aunque el dolor de la pérdida puede ser que sea terrible por un tiempo, permíteme compartir contigo un cuatro cosas que puedes tener en cuenta para que sientas la paz que de saber que estás haciendo lo correcto:


Primera recomendación:


Asegúrate de aliviar al máximo posible cualquier dolor físico que tu animal pueda estar teniendo. Esto le evitará un padecimiento innecesario, y a ti te dará tiempo para tomar una decisión pausada.


Segunda recomendación:


Recuerda que tu animal no es solo un cuerpo físico, por lo que no es el único aspecto que debes tener en cuenta a la hora de tomar esta decisión. Tu animal, igual que tú, tiene alma. Y esa alma sabe cómo necesita que muera el cuerpo que está habitado. El motivo más relevante que hace que una muerte natural o una por eutanasia sea la mejor, o no, tiene que ver con el hecho de que ese animal, igual que lo haría tu mamá, tu papá, un hijo, la pareja que tanto amas, un amigo, y tú misma o tú mismo, está llevando a cabo procesos concienciales que necesita experimentar, de acuerdo a parámetros que solo su alma sabe y requiere, de tal forma que su existencia en este plano físico se lleve a cabo adecuada y completamente.


Así que, poner una eutanasia cuando la consciencia del animal, como en el caso de Rodolfo, ha pedido que se le permita cerrar su ciclo de vida de manera natural y en su propio tiempo, es lo mismo que interferir con el deseo y la necesidad de un alma. Esto, como todo en la vida, podría tener algún tipo de efecto… no solo en el animal, sino en todas las personas que directa e indirectamente participaron en seguir adelante con una eutanasia no pedida. Pues poner una eutanasia es lo mismo que acabar con una vida.


Hay animales, como Galaxia, que, no obstante, están listos para partir. Si se les diera el tiempo porque todos los animales saber morir, se iría de forma natural. Dejan de comer y de tomar agua por suficiente tiempo, por ejemplo, hasta que su cuerpo colapsa y muere. Galaxia estaba haciendo eso, precisamente. Se le ofreció ayuda humana para agilizar su muerte y ella, gustosa, aceptó. Su ciclo de vida había terminado, y ya no tenía ninguna razón para permanecer viva. 


Tercera recomendación:


Recuerda elevar el amor y el respeto hacia el animal por encima de tu dolor o de tu miedo. Para esto, ten presente el punto anterior. Así no caerás en excusar tus reflexiones exclusivamente en la situación que su cuerpo físico pueda estar manifestando.


Cuarta recomendación:


Porque este es un momento en el que pensar con claridad puede ser casi imposible para algunas personas, ten siempre presente el primer punto: “Mi animal no es solo cuerpo; hay un alma allí también. Debo tener cuidado”. Junto con esto, recuerda que, aunque quizá no hagas comunicación intuitiva con los animales, la conexión de ese animal contigo es profunda, aunque solo sea temporal. ¿Cómo lo sé? Porque nunca es casual ser la persona o formar parte del grupo de personas que tienen que tomar una decisión de este calibre. Por lo tanto, pondrá sensaciones o ideas en ti que te ayudarán a saber qué hacer. El desafío aquí puede ser que sepas diferenciar entre qué viene de tu animal y qué viene de ti.


¿Cómo saber la diferencia? Si la persona que dará la última palabra eres tú, te recomiendo taparte los oídos ante las opiniones de los demás, incluso de personas muy importantes para ti y también la del médico de tu animal  -si eres veterinaria o veterinario, entonces trata de apagar el condicionamiento que te dejó tu entrenamiento médico y acude a tu humanidad-, y siente a ese animal.


Míralo a los ojos y pregúntale directamente: ¿Cómo quieres morir? Y en ese silencio, da tiempo a que el ruido de tu mente se aplaque y que llegue la respuesta del animal. La mente normalmente da un montón de razones, incluso lanza juicios de valor. En cambio, si la respuesta viene del animal, comúnmente llega con calma y con certeza. No llega ni con miedo, ni con afán. Y mucho menos habla en términos de “lo hago por amor”, o “lo hago para que deje de sufrir”.


Si esa persona no eres tú, pero hay alguien cercano a ti que está en este parangón, no seas un ruido más en su cabeza. Mejor, compártele este video para que lo vea a solas y en silencio, o toma nota de estos 3 puntos y pásaselos para que los evalúe. Recuerda que todos hablamos desde nuestras propias posturas frente a las cosas de la vida, y no por eso son ciertas. 


Para cerrar, espero que nunca tengas que tomar una decisión tan difícil como esta. Pero, si se te llegase a presentar, recuerda que estás frente a una decisión que involucra la vida de alguien más. De alguien que siente, que tiene consciencia propia, que las circunstancias en las que se encuentra su cuerpo físico no son casualidad, que una eutanasia no puede reversarse, y que el animal es quien sabe cuál es la decisión correcta para él.


LA DESPEDIDA


Ojalá los recursos que compartí contigo en esta entrada te sean de gran ayuda. Gracias por haberme acompañado. Hasta una próxima oportunidad. Un beso, cha chao.


 
 
 

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