Manolo murió | La comunicación intuitiva en la enfermedad y muerte de un animal
- María Paulina Mejía
- 12 ago 2024
- 4 Min. de lectura
Hola, yo soy María Paulina, comunicadora intuitiva para personas y animales vivos y fallecidos, fundadora de Amada Vida Mía, creadora del Curso de Comunicación Intuitiva con Animales Digital y escritora.
Ve por tu café o tu bebida favorita, y empecemos.
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EL RELATO
Tambaleándose de lado a lado, a duras penas sosteniéndose en pie, me reclamó:
-No, no. No me trates así -me dijo Manolo cuando, desprevenidamente, llamé su nombre con una carga de lástima que él alcanzó a percibir con toda claridad. -Soy Manolo, aunque esté enfermo, un perro aguerrido y con carácter. Por favor, no olvides quién soy.
Y yo, con sus palabras como un freno de mano, cambié mi actitud de inmediato.
Junto a mi cuarto, le adecuamos un espacio cómodo y seguro para que descansara porque quedaba agotado luego de sus esfuerzos por mantenerse en pie. Pensando yo que era lo mejor para él, lo mantuve dentro de la casa. Pero…
-Llévame afuera, me hace bien el aire libre.
Resulta que Manolo vivía en el jardín junto a otros perros, y estar en contacto con el césped y respirar aire puro era lo que le gustaba. Atendiendo su pedido así lo hice. Pasaron los días y Manolo se debilitaba. “Accidente cerebrovascular”, había sido su diagnóstico, y su pronóstico… reservado. Asegurándome de que hacía todo por él, lo llevé a la clínica veterinaria. Estando de visita el segundo día y habiendo su veterinaria ordenado retirar los medicamentos pues ya ningún efecto le hacían, me senté a su lado, cerré los ojos y me conecté con él.
Desde su total postración, me pidió llevarlo de regreso a casa para morir en el lugar que había sido su hogar, y me anunció que dos días más tarde partiría. Ya en casa, simplemente lo acompañé en su proceso de despedida de este plano físico… con inmenso respeto y profundo amor.
El lunes en la tarde se cumplirían los dos días; y, efectivamente, el lunes en la tarde dio su última exhalación.
-¿Dónde quieres ser enterrado? -le pregunté.
Me mostró dos lugares del jardín; elegimos el que me permitiría estar más cerca a su cuerpo: justo debajo de mi estudio en el aire, donde trabajo.
Mientras aquel día conducía para hacer una diligencia cerca de casa, la energía de Manolo se manifestó: -Planta un árbol en mi tumba -me pidió. -Que tenga flores y color.
De esta manera, Manolo me llevó de la mano en cada momento de su enfermedad, mientras moría y después de haber fallecido.
-¿Cómo te sientes con la muerte de Manolo? -me preguntaron varias personas, a lo que no pude más que responder: me siento infinitamente agradecida; tanto, que las palabras no alcanzan para expresarlo. Porque, aunque verlo deteriorarse y dejar el plano físico no fue fácil, el haber podido saber a cada instante lo que quería y necesitaba de mí para hacer sus últimos momentos de vida, y también su muerte, lo más cómodos posible… y que se dieran ambos en sus términos y no en los míos, me llena el corazón de una sensación de profundo júbilo.
LA REFLEXIÓN
Quise esta entrada en la que Manolo y yo te compartimos una experiencia muy personal para mí, y que podría percibirse como tremendamente dolorosa, para mostrarte que hay situaciones por las que podemos pasar repletos de amor, de calma e incluso de alegría… aún si ante los ojos físicos parecieran imposibles de soportar.
Gracias a que me puedo comunicar con los animales directamente, y por eso pude saber exactamente cómo acompañar a Manolo en su proceso, qué era lo que verdaderamente estaba sintiendo dentro suyo, en lugar de inventar cosas desde mis posibles condicionamientos frente a la enfermedad y a la muerte, sin que hubiera espacio para la duda, sin ir tomando decisiones unilaterales que salen de nuestros miedos, de la desinformación que existe en torno a situaciones como esta… y a cómo las consciencias que habitan estos cuerpos enfermos y moribundos, no necesariamente se están lamentando ni pidiendo nuestra intervención humana para despedirlos de este mundo antes de tiempo y desde unos parámetros humanos que, contadas excepciones, solo acaban creando confusión, una inmensa tristeza y una culpa insoportable.
Todos los días doy gracias al Cielo porque la comunicación intuitiva con animales se me haya atravesado en el camino. A mi perra Jofiela por haber despertado esta habilidad en mí aunque de su existencia no supiera, y a mi burro Igor por haberse rescatado a través mío usando su capacidad comunicativa entre especies, haciéndome desde una experiencia sin palabras traerlo a vivir a conmigo, evitándole de esta forma un futuro de maltrato y abuso, correr a entender qué era eso que me estaba pasando. Y a Claudia, quien fuese la persona que me reafirmó en el hecho de que hablar con los animales sí era posible.
Amor mío, si compartes tu vida con uno o varios animales, como sea que la compartas, con todo el ímpetu del que soy capaz, te digo: aprende a comunicarte con ellos. Cambiarás tu vida, la vida de tus animales, la relación entre ambos… y te garantizarás la tranquilidad que da el saber lo que estás haciendo.
LA DESPEDIDA
Para esto, en nombre de Manolo y en el mío propio, te invito a conocer mi Curso de Comunicación Intuitiva con Animales. Haz clic en el botón para ir allí.
Gracias por haberme acompañado, hasta una próxima oportunidad.
Un beso, cha chao.
Hermoso Manolo yo acompañé a Valentina que nos dejó hoy respetando lo. que quería, hace varios días de acompañarla y conocerla.
Gracias por esta oportunidad de aprender este tipo.de comunicación con ellos