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Manolo murió | La comunicación intuitiva en la enfermedad y muerte de un animal

Hola, yo soy María Paulina, comunicadora intuitiva para personas y animales vivos y fallecidos, fundadora de Amada Vida Mía, creadora del Curso de Comunicación Intuitiva con Animales Digital y escritora.


Ve por tu café o tu bebida favorita, y empecemos.

...


EL RELATO


Tambaleándose de lado a lado, a duras penas sosteniéndose en pie, me reclamó:


-No, no. No me trates así -me dijo Manolo cuando, desprevenidamente, llamé su nombre con una carga de lástima que él alcanzó a percibir con toda claridad. -Soy Manolo, aunque esté enfermo, un perro aguerrido y con carácter. Por favor, no olvides quién soy.


Y yo, con sus palabras como un freno de mano, cambié mi actitud de inmediato. 


Junto a mi cuarto, le adecuamos un espacio cómodo y seguro para que descansara porque quedaba agotado luego de sus esfuerzos por mantenerse en pie. Pensando yo que era lo mejor para él, lo mantuve dentro de la casa. Pero…


-Llévame afuera, me hace bien el aire libre.


Resulta que Manolo vivía en el jardín junto a otros perros, y estar en contacto con el césped y respirar aire puro era lo que le gustaba. Atendiendo su pedido así lo hice. Pasaron los días y Manolo se debilitaba. “Accidente cerebrovascular”, había sido su diagnóstico, y su pronóstico… reservado. Asegurándome de que hacía todo por él, lo llevé a la clínica veterinaria. Estando de visita el segundo día y habiendo su veterinaria ordenado retirar los medicamentos pues ya ningún efecto le hacían, me senté a su lado, cerré los ojos y me conecté con él. 


Desde su total postración, me pidió llevarlo de regreso a casa para morir en el lugar que había sido su hogar, y me anunció que dos días más tarde partiría. Ya en casa, simplemente lo acompañé en su proceso de despedida de este plano físico… con inmenso respeto y profundo amor.


El lunes en la tarde se cumplirían los dos días; y, efectivamente, el lunes en la tarde dio su última exhalación. 


-¿Dónde quieres ser enterrado? -le pregunté.


Me mostró dos lugares del jardín; elegimos el que me permitiría estar más cerca a su cuerpo: justo debajo de mi estudio en el aire, donde trabajo. 


Mientras aquel día conducía para hacer una diligencia cerca de casa, la energía de Manolo se manifestó: -Planta un árbol en mi tumba -me pidió. -Que tenga flores y color.


De esta manera, Manolo me llevó de la mano en cada momento de su enfermedad, mientras moría y después de haber fallecido. 


-¿Cómo te sientes con la muerte de Manolo? -me preguntaron varias personas, a lo que no pude más que responder: me siento infinitamente agradecida; tanto, que las palabras no alcanzan para expresarlo. Porque, aunque verlo deteriorarse y dejar el plano físico no fue fácil, el haber podido saber a cada instante lo que quería y necesitaba de mí para hacer sus últimos momentos de vida, y también su muerte, lo más cómodos posible… y que se dieran ambos en sus términos y no en los míos, me llena el corazón de una sensación de profundo júbilo.


LA REFLEXIÓN


Quise esta entrada en la que Manolo y yo te compartimos una experiencia muy personal para mí, y que podría percibirse como tremendamente dolorosa, para mostrarte que hay situaciones por las que podemos pasar repletos de amor, de calma e incluso de alegría… aún si ante los ojos físicos parecieran imposibles de soportar. 


Gracias a que me puedo comunicar con los animales directamente, y por eso pude saber exactamente cómo acompañar a Manolo en su proceso, qué era lo que verdaderamente estaba sintiendo dentro suyo, en lugar de inventar cosas desde mis posibles condicionamientos frente a la enfermedad y a la muerte, sin que hubiera espacio para la duda, sin ir tomando decisiones unilaterales que salen de nuestros miedos, de la desinformación que existe en torno a situaciones como esta… y a cómo las consciencias que habitan estos cuerpos enfermos y moribundos, no necesariamente se están lamentando ni pidiendo nuestra intervención humana para despedirlos de este mundo antes de tiempo y desde unos parámetros humanos que, contadas excepciones, solo acaban creando confusión, una inmensa tristeza y una culpa insoportable.


Todos los días doy gracias al Cielo porque la comunicación intuitiva con animales se me haya atravesado en el camino. A mi perra Jofiela por haber despertado esta habilidad en mí aunque de su existencia no supiera, y a mi burro Igor por haberse rescatado a través mío usando su capacidad comunicativa entre especies, haciéndome desde una experiencia sin palabras traerlo a vivir a conmigo, evitándole de esta forma un futuro de maltrato y abuso, correr a entender qué era eso que me estaba pasando. Y a Claudia, quien fuese la persona que me reafirmó en el hecho de que hablar con los animales sí era posible.


Amor mío, si compartes tu vida con uno o varios animales, como sea que la compartas, con todo el ímpetu del que soy capaz, te digo: aprende a comunicarte con ellos. Cambiarás tu vida, la vida de tus animales, la relación entre ambos… y te garantizarás la tranquilidad que da el saber lo que estás haciendo.





LA DESPEDIDA


Para esto, en nombre de Manolo y en el mío propio, te invito a conocer mi Curso de Comunicación Intuitiva con Animales. Haz clic en el botón para ir allí.



Gracias por haberme acompañado, hasta una próxima oportunidad.

Un beso, cha chao.



 
 
 

1 Comment


Hermoso Manolo yo acompañé a Valentina que nos dejó hoy respetando lo. que quería, hace varios días de acompañarla y conocerla.

Gracias por esta oportunidad de aprender este tipo.de comunicación con ellos

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